COMENTARIO DE LIBRO
Años de luz y niebla (María Antonia García de León)
Una memoria social feminista a través del yo
Dentro
de su ya numerosa producción (un libro por año, tras su jubilación como
profesora de sociología en la Complutense y de su obra de investigación sobre género
y poder en el tiempo de la Transición española), Años de luz y niebla. Contra la conjura del olvido (Grupo Editor Sial
Pigmalión) es el último libro de la escritora María Antonia García de León Álvarez.
Un libro misceláneo autobiográfico que fue premio “Stefan Zweig de Biografía y
Memorias 2018”. La obra se sitúa dentro de la marcada tendencia temática de la
autora; extendiendo la enunciación que, arriba, se encabeza: registro de una memoria social de España en
Posguerra y Transición con incisión en el feminismo desenvolviéndose a través
del yo.
Cronología argumental
El libro de memorias se
establece sobre tres etapas históricas de España fundamentales: la de
Posguerra, la de Transición y la de Democracia actual, y son retratadas en el
libro desde sus ambientes más íntimos y penetrados a título personal.
Coherente con la orientación
creadora de la autora, presenta una dimensión personal por elección (por afectividad a lo vivido, a mi vida).
Hace crónica autobiográfica desde la base experimental de la familia propia (yo vengo de un mundo antiguo (…) mi abuela
era feudal, mi madre pre-capitalista, yo posmoderna), el enfrentamiento participante
personal al largo estancamiento social de España posterior a la guerra civil
del 36-39 hasta la Transición y dentro de este periodo, donde el componente
femenino y la búsqueda de una identidad personal la llevan a manifestarse como
una rebelde de la época (yo militaba en
el Movimiento Democrático de Mujeres), y los paradójicos cambios sociales posteriores
(los más rojos proletarios (…) pasaron a
ser de lo más bon vivant) que se han venido sucediendo en la nación, del
mismo modo que los suyos propios (constatar
en mí el gran cambio vital de una persona).
Un tiempo de contrastes
El título, Años de luz y niebla, hace referencia a
esa situación contrapuesta que se producía, la de un panorama gris de parálisis
social (El Franquismo congeló la
sociedad, congeló el tiempo) y el de una juventud universitaria, a la que
pertenecía la autora y desde el lado de la mujer, que brilló con luz propia (las progres, un puñado de valientes en la
Transición española), tratando de combatir a toda costa la cerrazón e
impedimento a los avances culturales y de liberación de la mujer en su
tradicional posición bajo el sistema patriarcal.
Variedad textual expositiva
La autora se vale de
diferentes tipos de texto para llevar a cabo estas memorias, relato, poesía, autoentrevista
y especie de diario personal de su juventud literaturizado. Una mezcla de géneros
que completan una obra híbrida y hablan del ser protagonista, de los que
también aporta fotografías, desde todos los enfoques, pasivo, rebelde y creador
consolidado, donde se incluyen otros personajes, épocas y ambientes que han
venido rodeando su mundo vital.
El libro, además de contener un
prólogo y un epílogo correspondientes respectivamente a Rosalía
Cornejo-Parriego y Olivia Muñoz Rojas, está estructurado en seis capítulos. El
primero, “Arqueología Biográfica”, se presenta en prosa, sirve de Introducción
y justifica el género de memorias autobiográficas con la aportación de
citas acreditadas (Anne Caballé, J.L. López Aranguren o Emmanuel Carrère), su
propio estudio y su conocimiento reflexivo. El segundo lo titula “Las tres
Memorias”, compuesto también en prosa donde aparecen flases biográficos fundamentales
de la abuela y la madre de nuestra escritora, así como de ella misma. El
tercero, “Memorias de una joven rebelde”, núcleo temático del libro, se
presenta en forma de autoentrevista y traslada a la época de la Transición Franquista
y Democrática de España, aportando valiosos testimonios personales e inéditos sobre
el fenómeno sociopolítico que vivió nuestro país, en los que nuestra escritora se
implicó. El cuarto, “Memorias oblicuas”, está redactado en forma de poemas y
otros subgéneros relacionados, donde, además de composiciones nuevas, María
Antonia García de León aporta elementos de obras anteriores, todas relacionadas
con su yo personal y experiencias
propias. El quinto capítulo lo titula “La mesa del arquitecto”, es muy breve y es
una alegoría de la construcción que la escritora hace de sí misma con lo que, de
este modo, considera, afirma lo esencial que como persona la sustenta. Por
último, el sexto, “Archivo del yo”, es un texto novelado sobre sí misma que la
autora escribió en sus años jóvenes.
Eraldo de primera voz
La idea que María Antonia
García de León quiere comunicar en el libro es que ella estaba ahí (Estoy aquí y me pasa esto.),
intensamente observadora y en acción participante cuando se estaba produciendo
cada fase marcadamente diferenciada de la historia social acotada del país (mi abuela era feudal, mi madre
pre-capitalista y yo postmoderna), y si eleva su voz personalista (en
cognoscencia se aprecia mejor este concepto que el de personal) es porque se considera parte importante en la
unilateralidad social histórica de cada una de las etapas que, sin orden textual
cronológico o notarial, la
investigadora ofrece como testamento historiográfico de nivel nacional, al
menos desde el punto de vista del papel de la mujer y el suyo propio en las tres
fases temporales de la historia de España: niña pasiva (mi vida es el recuerdo de un verano inmenso / sin fin bajo el azul de
un gran toldo), joven activa -y activista- (éramos jóvenes airados, inconformistas, con una cultura política,
musical, libresca que nos nutría) y actual (escribir reordena un pensamiento, una emoción (…) Ya casi puedo
relajarme / celebrar la existencia).
Unidad de la obra
El carácter unitario de la
obra autobiográfica viene dado por estar redactada casi íntegramente en primera
persona y el uso cuasi constante del yo (Decir
Yo es una conquista de primera magnitud para las mujeres de esta Era de las
Primeras, que el siglo XX y XXI nos está
dando, Vi una multitud de mujeres en fuga, Hoy he dormido un sueño inmenso tras
la batalla. / La batalla de mi yo…) y por ser fiel a una redacción real de
los hechos, con la aportación de nombres, ambientes, fechas y sucesos
documentados (Bajo aquel redoblado
Patriarcado de la Postguerra, la inmovilidad era la consigna tácita para educar
a una niña, Éramos una parte muy activa
y profesional de la sociedad española, Heroína de la vida, tuve que robar el
fuego a los dioses, Coincido con la opinión de Francis Tarazaga (Presidenta de
la Unión de Mujeres por Europa, a quien también he entrevistado sobre esta
época) en que esos años del Desarrollo fueron vividos como maravillosos en todo
el mundo occidental, Pudimos contra el Patriarcado y todo lo que nos echaran, Tengo
una gran curiosidad por todo, nada me es indiferente) o, bien, a través de
una literatura relacionada, casi siempre, con el yo poético o literario constatable.
Testimonios de la memoria
La condición de memorias de interés nacional del libro,
al margen y a la vez relacionado, en definitiva, lo hace por la aportación de
conocidas o inéditas actuaciones contra el franquismo y en favor del desarrollo
social, cultural y de la mujer del país (Embuzonábamos
propaganda en los portales, Otra acción era la de pegar pegatinas que
fabricábamos… siempre con el lema “Contra la carestía de la vida”, El
antifranquismo fue interclasista, etc.).
María Antonia es muy dada a
introducir citas de autores consagrados, en una magnífica aportación de
literatura comparada que, a veces, parecieran estar imbricadas en su propia
creación o pensamiento, pero que, en cualquier caso, se relacionan
culturalmente con su intelecto y modo de vida y de los que bebe y bebió
mientras se formaba. Por ejemplo, partiendo de una sólida afición a la lectura
y un interés generacional por la cultura, como rasgo identitario, en potencia
desde su niñez, dice parafraseando a Santa Teresa de Jesús: siempre fui amiga de libros. O bien, el
impulso definitivo de esta nueva obra, que comentamos, viene en gran medida
dado, como manifiesta, y en los textos se puede comprobar, por la revisión de
la filmografía del cineasta francés Eric Rohmer, del siglo XX, con su especialidad
en la vida introspectiva de chicas y parejas jóvenes (Yo fui una chica Rohmer) o, bien, la lectura de A la recherche du temps perdu de Proust
y “las muchas en flor”; personajes femeninos, en fin, del cine o la literatura
con los que nuestra autora se identifica en su época de libertad juvenil,
afrontando las trabas en favor de la transformación social y femenina del país.
Podemos concluir
En fin, esta biografía es una
mezcla interesante y amena de recuerdos desde la niñez de nuestra autora y
consigue, como ella misma pretende, conectar con el tú a través del yo que su
persona representa, para que seamos conscientes de los cambios sociales que se
han producido en España. Transformaciones que han pasado por nuestras carnes y
espíritus sin percatarse en muchos casos de ello, pero en los que la autora se
zambulló y comprometió, orientando su carrera de socióloga y su trabajo de
investigadora y marcando su yo con
una huella muy personal y atractiva desde su tremenda inquietud y prolífica
pluma.
Una obra, Años de luz y niebla, que rebosa frescura. Un estilo coloquial de
crónica que bebe de la luminosa mente y ricas experiencias familiares, profesionales,
viajeras, lectoras o cinéfilas de nuestra autora. Un libro escrito con una
prosa cuidada y versículos líricos, creadores de interesantes imágenes y
transmisores de realidades que han forjado la persona de María Antonia García
de León, así como la de nuestro país.
Una lectura que te hace sentir
dentro de un colage de entendimiento
y vivencias que conoces, que has vivido junto a ella y así eres, efectivamente,
ese tú cómplice que la autora busca, y
que ha sido ella quien las ha registrado como testimonio sociológico de
magnitud destacable
para entender mejor, desde la postguerra, la evolución de la mujer en la
sociedad española.
No hay comentarios :
Publicar un comentario