CRISIS
CORONAVIRUS
Esto
no es la hambruna de la patata de mediados del siglo XIX en Irlanda que diezmó
o hizo emigrar a la población y que la Gran Bretaña alentó o a la que no puso
freno en su provecho.
Esto
no son las guerras de religión de la Edad Media cuyo interés era el control de
los pasos y lugares estratégicos territoriales quizás sin que muchos incautos de
la fe lo advirtieran hasta morir por la causa que realmente encubría.
Esto
no es la corrupción política de los gobiernos despóticos que a modo de los
pretendientes del reino homérico de Ítaca se apoderan de los bienes públicos o
privados mientras la plebe y la legitimidad sufre recortes y carestías.
Esto
no es la guerra del petróleo que empodera a los países con pozos y a los
especuladores amiguetes de otros países en desfavor de los bolsillos de la
población de a pie por la que con palabras falsarias dicen “se preocupan”.
Esto
no es la España de entre los siglos XV y XVII que expulsó por la unidad
católica la inteligencia judía y luego la fuerza trabajadora de los moriscos
hasta mermar en extremo la demografía y el saber y así acabar poco a poco con
un Imperio donde no se ponía el sol, reduciéndose a las fronteras actuales.
Esto
no son las víctimas del golpe de estado y la guerra civil del 36 en España que
murieron o se vieron desprotegidas y vejadas durante la posguerra en la
política de persecución y desprecio de los vencedores.
Esto
no es la Europa terrible de las dos guerras mundiales a la que tuvieron que
sacar a flote desde un exterior de suelo ileso.
Esto
no son las guerras de los reinos y feudos medievales españoles o europeos que
incendiaban o envenenaban cuanto encontraban a su paso para no dejar ni pan ni
agua al enemigo con el que convivían dentro de unas mismas fronteras.
No la
defensa de libertades y derechos humanos o de las mujeres o su contrario en el
mundo entero…
Esto,
el coronavirus, es una pandemia global que se extiende invisiblemente
pululando en el ambiente por el orbe atacando a los humanos y que, con
responsabilidad y sensatez individuales, no exponiéndonos, quedándonos en casa,
la fuerza democrática en unidad de los gobiernos, un ejercicio
superextraordinario de creación de liquidez financiera para atajar el enorme
déficit que la falta de producción y comercio van a provocar y, lo más
importante, la inmensa competencia de la OMS y sus eficaces y abnegadas redes
sanitarias en el mundo entero atajaremos juntos porque toda la población
mundial somos sus víctimas.
Esto
es un caso de supervivencia universal.
Mi
solidaridad y abrazo para todos.
Isabel Villalta Villalta
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