ALEGRÍA O PERJUICIO

                                                                                              © Isabel Villalta

Ya estamos en marcha con el año nuevo 2022. A velocidad de crucero se acabará enero y llegarán los meses que anuncian la primavera, y luego el verano, y a continuación el otoño... En ese tiempo ya pasado de otras navidades (pandémicas), quien más quien menos hemos alternado la ostentosidad y la gula con el recogimiento y la voz baja, la conversación con uno mismo. Ya recogimos la iluminación de colores y las bolas brillantes y se preparan, entre miedos y contagios tomados ahora desde la variante omicrón o la sexta como se toma el fresco en verano durante ese periodo, otras fiestas de santos o tiradas de apuntes o tareas escolares o trabajo atrasado y un no parar porque no sabemos estar quietos y la situación obliga mascarilla que evite si queremos comer o repostar nuestros autos o seguir o terminar una obra. En ese tiempo hemos sabido de fraudes gigantescos que han burlado a los mayores cerebros del mundo, de desesperaciones políticas y berrear cualquier fallo, de jóvenes muertes por no vacunarse porque “esto es mentira”, de preparativos en precipitaciones de ansiedad para otro periodo más de elecciones, de balances de daños por un volcán tenaz y epiléptico o de tristezas de ánimo…

De repente la vida sucede en cada momento y nos insta, nos lleva la mano y los pies, nos enseña paisajes y dice que en ellos sucede el presente y también el mañana, nos dice que miremos atrás con análisis y traslademos a mañana sus logros y evitemos sus faltas, que pongamos en forma el vaivén y acertemos en cada decisión que tomemos, las que surgen al alba, mediodía o la tarde porque todo puede pasar en una jornada como le preocupaba al capitán de El alcalde de Zalamea.

Adelante, nos dicen los meses, nos grita la vida, pero siendo conscientes de engaños, de intereses perversos, de la savia más pura, de que todo se arregla si con responsabilidad se trabaja, de violencia y sus muertes, de mujeres a las que se les prohíbe aprender en infelices países o de solidarias personas que hacen que en otros se restablezca algún daño y con nuestra honestidad y criterio bien listos, porque cada día sucede la grandeza de crecer y tener alegría o quizás el dolor de un perjuicio.    

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