LAS TODOTERRENO

Isabel Villalta

 

No, ya lo sabemos. Pasaron los tiempos de la culpa, de la falta de derechos y la sumisión. Hoy somos Hipatia filósofa y maestra que desde nuestro Egipto del azar de cuna llevamos banderas del saber sin asombro de nadie. Somos Penélope que dejó el telar en Ítaca y hoy cruzamos los mares y caminos de la dicha y la libertad a hacer patrias de grandeza. Somos Dido, Melibea, pero ya sin suicidio, en libertad. Somos Emilia Pardo a escribir magistralmente costumbrismos de gente que no sale de la aldea y “se empobrece, se envilece y se embrutece”, que si le intentan cortar las alas se separa de la tijera. Somos las suffragists de Nueva York en 1915 o las de Río Grande en Brasil en 1928. Las Clara Campoamor españolas en la decisión con uñas y dientes de pedir el voto de la mujer, materializado en 1931. Somos las represaliadas en la Guerra Civil española. Almudena Grandes, somos, que dedicó tantas letras de oro a escribir su nombre herido y resarcir su memoria combativa. Somos Rosa Parks en mitad del siglo XX en Alabama desairando decidida para el futuro de hoy los derechos de todas las de raza negra a viajar sentada como cualquier ciudadano blanco. No somos ya las madres, abuelas, bisabuelas, tatarabuelas que solo tenían que obedecer y llevar con honra la casa, aunque el marido las deshonrara, no imputándosele a él ninguna culpa social por el “derecho natural”. Somos las mujeres que llevaban el timón del hogar administrando los ingresos, encendiendo el hogar, peinando con trenzas a sus niñas, confeccionándoles vestiditos con tejido de vichy o de organdí, a sus niños cartapacios para la escuela con un retal de lona, recitándoles poemas mientras zurcían la ropa o trenzaban molinillos con un papel de estraza de la tienda, al que pintaban con un lápiz de colores Pelikano una estrella o unos pájaros para que tuvieran con qué jugar, o cometas de los mismos colores para que aprendieran a volar sobre sus hombros. Somos las investigadoras Margarita Salas, o las piloto de aviones Bettina Kadren o Raymona de Laroche, las deportistas, las directoras de empresas o ministras, o las maestras, las médicos y enfermeras capaces de superarlo todo hasta el colapso de una pandemia, las catedráticas por oposición o las autónomas que o salen a trabajar al campo o ponen en marcha una empresa de limpieza o de decoración, o montan con delicadeza una tienda de ropa o flores on line o in presentica de vidilla urbana para ganarse el sustento y desarrollar su creatividad y sus gustos. Somos las mujeres músicas, las artistas y cantantes, las poetas que editan libros sin parar y obtienen premios, las traductoras para las que el mundo no tiene secretos… Hoy las mujeres volamos por encima de todos aquellos atrasos y represiones, superamos sin revancha del pasado el devenir de la historia con un espíritu que se remonta por encima de las miserias del mundo, que combate las guerras, que cura a los afectados por esas u otras catástrofes, que se duele y lucha por la protección de la mujer en otras culturas donde los fundamentalismos no las dejan sangrantemente aprender. Somos lo mismo de capaces que nuestras antepasadas pero con derechos jurídicos o a la propiedad, al trabajo, a la decisión sobre nuestro cuerpo y nuestro futuro pero por los que hay que seguir demandando igualdad con el hombre. Porque somos las mujeres que si se pone un hijo enfermo toman dos días o una semana de baja para cuidarlo y esos días se le descuentan de su salario o de sus vacaciones. Somos las mujeres agredidas por la fuerza bruta machista o incluso víctimas mortales de su mano asesina, que no fuerte mano, tantas veces, para trabajar por el progreso y el bien familiar y social, por el saber, la sensibilidad, la bondad. Somos las mujeres que se emocionan con detalles delicados de los hombres. Mujeres de los espacios rurales o de la ciudad universales por medio del manejo de las comunicaciones y la alegría de salir físicamente a los encuentros en diferentes destinos. Mujeres que siguen haciendo las tareas del hogar antes o después de volver de sus cargos o trabajos públicos o privados… Sí, seguimos siendo aquellas madres que ponían inyecciones, traían niños al mundo, subían a enjalbegar los antepechos de las casonas, vendimiaban o segaban, hacían exquisitos platos y postres y eran a la vez delicadas como un nardo.

Hoy es el día de la Mujer. 8 de marzo. Bravo por todas desde la memoria de la historia, desde el calor del hogar que siempre han sido, desde su belleza, su ternura y su encanto, desde su capacidad increíble y su fuerza para amar a los hombres que lo son de cuerpo entero.         

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