Dinero

En tiempo de crisis, en tiempo de pérdidas, en tiempo de escasez (o de abundancia, según el bolsillo que se mire) de DINERO, éste es el significado de la palabra, y curiosidades y luces y sombras de su realidad.

Isabel Villalta (publicado en la revista Siembra en 2010)


Quizás sea una de las palabras más usadas y manidas en nuestro vocabulario cotidiano. DINERO. Sabemos tan bien lo que significa (no lo tengas y verás) que preguntarse de dónde viene el término no nos parece en absoluto relevante. Y no es que esto sea lo más llamativo, sino que si nos detenemos a averiguar su etimología podemos darnos cuenta del valor material y simbólico absolutos que la palabra contiene y, sí, de paso, comprobar cómo se ha modificado su morfología con el paso de los siglos y su uso oral espontáneo, como la inmensa mayoría de las palabras castellanas desde su origen en el latín, hasta quedar fijada ya por la escritura y el conocimiento generalizado de los usuarios, haciéndonos creer tal vez que conserva el brillo (en ella a veces motivo de perdición y escándalo) de su virginidad de nacimiento. 

Pues bien, DINERO viene de la palabra latina DENARIUM. Un denarium era una moneda de plata del Imperio Romano que valía por diez (deni), de ahí su nombre. Acuérdense de “los treinta denarios de Judas”, aquí uno de sus símbolos de perdición, el más universal y trascendente en la cultura cristiana. La morfología de la palabra sufrió los cambios lentos y paulatinos propios del vocabulario de una lengua en descomposición, en modificación constante en boca de hablantes no instruidos, los que no tenían acceso a los textos escritos latinos, que fueron la mayoría, y que fueron creando, sin notarlo, generación tras generación en aquella alta Edad Media mientras se desplomaba el Imperio y se desarrollaba una nueva era, nuevas lenguas como el castellano, el idioma español. Y ahí apareció en él entre su riquísima gama léxica DINERO.

Para quienes les apetece entrar en la ciencia filológica les diré, aunque es una evolución muy sencilla y lo mismo de entender, que esto ocurrió cuando DENARIUM, por mayor comodidad de pronunciación, perdió la consonante final y de paso abrió la vocal u en o (DENARIUM > denario) y continuó con una metátesis (alteración de letras o de fonemas en el interior de una palabra) y sustitución vocálicas, por confusión (DENARIO > dinero). Ocurrió esto entonces de la misma manera que hasta hace apenas dos generaciones se podía oír trempano por temprano, pretóleo por petróleo y, aún hoy, cocreta por croqueta, en estos casos con metátesis consonántica. Y en estos casos, ahora sí, salvados por el uso continuado y general de la escritura y la enseñanza.

Así surgió, usando los términos lingüísticos del suizo Saussure, el significante DINERO desde su eterno significado resplandeciente y tintineante (para ilustrar esta imagen obsérvese la pintura de tono crítico-realista El cambista y su mujer, de Quinten Matsys (cuadro expuesto en el Louvre), o el que irónicamente alaba la usura de Marinus Van Roymerswaele, Los usureros (en el Museo Stibbert de Florencia) –cuánto que decir siempre de todo esto-). Dinero brillante y sonoro como la plata de que estaba hecha en su origen la moneda o papel moneda suave y fácil y silencioso de desplegar y de extender (o de atraer). Dinero resplandeciente para poder comprar y vender y favorecer el progreso o, en tantos casos, paradójicamente, el retroceso, el moral sobre todo.

PLATA, en fin, que se le llama en países latinoamericanos como Argentina, tomándose el material original por el producto (metonimia). ARGENT (‘plata` en francés) que es el nombre de este metal en el idioma del país vecino, y término léxico que procede del latín ARGENTUM; de ahí también el nombre del país, Argentina. O recuerden los términos poéticos ´luna argentina` o ´argentada`, por su color de plata. DINERO, DINERO en español y el que, en cualquier lengua o lugar, frívolamente se dice que no tiene olor ni color, que es blanco. Pero no siempre de pureza en esos sentidos.

Y como más curiosidades de la palabra, en francés antiguo, siglo XVI, era DENIER, otra evolución de DENARIUM ahora hacia la lengua romance francesa todavía entonces también en evolución. Que en época de los árabes en España la moneda usada era el DINAR, igualmente morfología procedente de DENARIUM, y moneda que se acuñaba en las cecas visigodas de al-Andalus con la inscripción “sueldo acuñado en España”. También, que el DINAR es hoy la moneda de países árabes como Argelia, Iraq, Jordania, Iran o kuwait.

Y en fin, ¡ay!, el dinero, el dinero y más en época de crisis, dinero de los equilibrios; o el dinero a sacos de la avaricia, de los sobornos y las corrupciones, dinero paradójico de la ruina y de las perdiciones aunque personalmente no se las reconozca; o el dinero bien ganado y bien administrado y noble dicha. El dinero para todo necesario pero no, como siempre se ha dicho, lo más importante de la vida. 

El DINERO necesario, el que todo el mundo busca a través de un trabajo porque él es el motor del bienestar de la vida. Aunque se pueda vivir, como en las mejores épocas del trueque, intercambiando pan por productos de la huerta, vino por aceite y, sobre todo y en cualquier caso, honradez por respeto y por cariño. El DINERO para el progreso del mundo y de la gente.

No hay comentarios :

Publicar un comentario

Instagram