ALMUDENA GRANDES,

GRAN NARRADORA DE UNA ESPAÑA DE MISERIAS TODAVÍA LATENTES[1]

Isabel Villalta Villalta. 30 de noviembre de 2021

 

Los vencidos de la Guerra Civil española del 36-39, su memoria o sus descendientes, han vuelto a quedarse huérfanos tras el fallecimiento de Almudena Grandes el pasado sábado 27 de noviembre, tan joven, a los 61 años; la narrativa de nuestro país se ha quedado sin la madre narradora que se adentró por todos los resquicios en el gran drama que supusieron aquella contienda fratricida y la larga y desoladora posguerra; se ha quedado huérfana la narrativa de una necesaria memoria de la historia de la España aún reciente, y quien de viva voz seguía advirtiendo acerca de la latencia y presencia acosadoras de esos mismos pensamientos que hicieron tanto daño a nuestro país. Demasiado pronto ha venido la enfermedad incurable a llevarse a tan extraordinaria escritora y activista en favor de las libertades, la democracia y el honor de la patria.

Cuando me sumerjo en una novela de Almudena Grandes lo hago en cuanto mis padres nos contaban a mi hermano y a mí de los desastres de la guerra que ellos vivieron siendo aún adolescentes, y en la extensa cadena de miserias sociales y deshumanización que pervivieron en la posguerra. Esta escritora ha sabido calar con cercanía y veracidad todo ese mundo contado por nuestros mayores o documentado en tantos archivos con magnífica narrativa. Ha sabido llenar nuestras conciencias del horror que supusieron esos sucesos contiguos en cuarenta años de España, su prolongación por tantas formas de dolor y de supervivencia, e incluso, demasiados de ellos presentes en la Democracia actual o adormecidos o trasmutados. El corazón helado (Turquets, 2007) es una de esas situaciones que se prolongan por sus personajes y sus historias y responde a la ya vaticinada realidad que enunciaba el gran defensor de la libertad, la educación y la cultura que era don Antonio Machado, otra de las tristes víctimas de esa guerra, en uno de sus poemas: Españolito que vienes / al mundo te guarde Dios, / una de las dos Españas / ha de helarte el corazón.  

Inés y la alegría (Turquets, 2010) o Las tres bodas de Manolita (Turquets 2014), de su serie Episodios de una guerra interminable, han sido otros de los títulos que he leído con un placer triste de la escritora madrileña sobre la almohada, momento último del día que prefiero para adentrarme en mundos compartidos por la sociedad que me rodea en mi país o por el espíritu universal antes de dormirme. Casi toda la obra de Almudena responde a la novela histórica, un género narrativo que prefiero tanto en español como en francés, las dos lenguas en las que leo, más que el de la fantasía.

El dolor de la pérdida de hijos y de maridos en la guerra civil, las mil y una forma de extorsión de los vencedores o el de la supervivencia posterior en un Madrid que se convirtió en un nido de trágica miseria y de ganas de superación por parte de los vencidos, son realidades hechas magníficas obras literarias en la pluma de tan gran escritora como ha sido Almudena Grandes.

Quizás la influencia de su espléndida narrativa, que son lecciones de historia sobre aquellos penosos sucesos, la ilustración del relato familiar directo y sustancioso y, más que nada, mi propia experiencia de niña nacida en los comienzos de los 50, cuando todavía la posguerra y su resistente panorama de tantas carencias humanísticas o de progreso nacional eran el eje de la existencia, no solo en el Madrid que retrata la autora en la mayoría de sus novelas, sino en cada ciudad y pueblo de España, son los que me llevaron a escribir, poema tras poema, mi imagen particular, y sin duda compartida con todos los españoles, de la parte de la historia de España que va desde el comienzo de la posguerra a la actualidad de 2017 en que publiqué el libro El dolor de la música (Ediciones Llanura, Colección Erato de Poesía, 2017).

Todo quedó grabado a fuego en nuestro entendimiento, la música hermosa que sonó dolorida para salvarnos entre tantas necesidades, con todo su esplendor, ella sí, humanístico, o a veces una música ñoña y manipuladoramente interesada en canciones impuestas en las Escuelas Nacionales o en cualquier colegio, y cada interminable episodio de una obra almudeniana como un filón de oro en la historia de la narrativa española, traducida a otros idiomas, conocida en el mundo. La historia continua de España con sus extremismos dañinos o el esmero de la socialdemocracia en favor de las libertades y mismos derechos de los ciudadanos, por el bienestar del país, siempre tiene que estar revisando la profunda visión realista de escritores de lupa como la de Almudena Grandes.

Mi dolor por la pérdida de tan gran escritora.


Isabel Villalta Villalta nació en Membrilla el 20 de octubre de 1951 y reside en Manzanares (Ciudad Real). Es Licenciada en Filología Hispánica, especializada en Etimología, con numerosa obra publicada, y autora de poesía y prosa, igualmente con varios libros publicados. Participa en congresos nacionales e internacionales. Fundó, dirige y coordina la revista Raíz y Rama, en la que escriben autores de renombre con excelentes artículos o composiciones literarias.  


[1] Artículo actualizado

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