El dolor de la música en Ciudad Real


EL DOLOR DE LA MÚSICA. CONCIERTO DE UN MEMORIAL DE VIDA
(Isabel Villalta Villalta. Edit. Llanura. Colección Erato. AECLM. 2017)

Presentación en Ciudad Real. Museo de la Merced
Miércoles 20 de diciembre de 2017, 19h.


Acompañantes: Restituto Contreras Jiménez y Cosme Jiménez Villahermosa. Interpretaciones al violonchelo de Ignacio Morales Contreras


Isabel Villalta Villalta



SALUDOS
Buenas noches. Quiero expresar de antemano mi agradecimiento a mis acompañantes y a ustedes, amable público, por honrarnos con su presencia. Gracias, Enrique, por tus palabras de apertura y por haber respondido rápido a mi petición, cuando empecé a sentir que este libro tenía que ser difundido por su temblor e interés colectivos. También, al Museo de la Merced por cedernos para su presentación en Ciudad Real este espacio excepcional.

Gracias a Ignacio Morales Contreras, brillante violonchelista y gran persona, por acceder, cuando se lo pedimos, a estar con nosotros y acompañar el tema musical del libro con sus acordes en vivo (no en la evocación que este libro sugiere, a la que su lectura conduce). Pero explico: Erato, nombre de la Colección a la que pertenece el poemario, era musa del amor y la música, se la representa con una lira en la mano. Cuando escuchemos a Ignacio quizás veamos las notas brotando de las páginas del libro, o viceversa, los acordes del cello acudiendo a sus páginas. Tenemos suerte de estar aquí esta noche. No es una elección casual el que nos acompañe la música en directo, sino un justo y humanista desarrollo del tema que compone el poemario. Quiero recordar que Nacho se inició en los escenarios de la mano cuidadosa de su padre, Sandalio Morales, cuando el padre con su buena voz y él con su primer violonchelo participaban en los convenios culturales de la Diputación. El Conservatorio Marcos Redondo de Ciudad Real tiene en él, sin duda, un profesor de solera. Estamos convencidos de que esta noche nos va a deleitar con sus interpretaciones a las partituras que ha seleccionado. 

Y gracias a mis presentadores, Cosme Jiménez Villahermosa y Restituto Contreras Jiménez, que sé que me acompañan con mucho cariño: han renunciado por mí a su tranquilidad. Ellos son maestros de vocación y lo han sido de profesión. Resti con experiencia desde la península hasta Ceuta y Tetuán, además ahora ejerciendo el periodismo en la primera ciudad, y Cosme, Monsieur Cosme, muchos años profesor de Español en Francia y también aquí en España. Resti y Cosme cada uno en su calibre dos diamantes pulidos. Enrique (Jiménez Villalta), mi primo, digno hijo de familia. Los cuatro aquí de Membrilla, como los padres de Nacho. Sí, esto parece un atraco: Membrilla -por parte de ellos, claro- está aquí bien representada. Termino: Cosme con nombre de humanista y un grandísimo significado: Cosmoe: ´cosmos`; en griego: ´universo ordenado`, en oposición a ´caos`) y un concienzudo crítico dispuesto a hacer siempre las cosas bien, con el mejor aprovechamiento; y Restituto con nombre en pureza latina: ´vuelto a lo primigenio`, pureza sé que esencial, hombre con mucho de filantropía como hoy lo ha demostrado (viniendo de Madrid por mi culpa). Qué no podré esperar de ellos… Pues vamos; después hablaré lo que me corresponde del libro; vamos a escucharlos a ellos. En primer lugar a Nacho. 


Protocolo:
-Nacho: Preludio (Sarabanda de la Suite nº 1 de J. S. Bach)

-Resti (Comentarios especialmente a la Primera Parte)

-Isabel (Todos recibimos alguna vez un golpecito que nos descubre frágiles y puros; a Resti le ha ocurrido en buena medida esto con la lectura de este libro. Me rindo de humildad ante la luz de sus recuerdos y homenajes. Gracias).

-Cosme (Comentarios especialmente a la Segunda y Tercera Partes)

-Isabel (…De humildad, me rindo. Agradecida por tantas reflexiones lúcidas, maestras. Gracias. Escuchemos de nuevo a Nacho).

-Nacho: Intermedio (El cant dels Ocells –Tradicional)

-Isabel (Sí, hoy el violonchelo simbólico nos hace vibrar a sus sones)

-Nacho: Final (Sarabanda de la Suite nº 2 de J. S. Bach)

Despedida



SITUACIÓN DE EL DOLOR DE LA MÚSICA EN EL GÉNERO POÉTICO

PREÁMBULO

SINOPSIS Y PINCELADAS TÉCNICAS

El dolor de la música es una observación de la historia de España de los últimos setenta y cinco años que, como temblor vital que era y es y al mismo tiempo como estilo poético, se abstrae en la música y los sonidos que acompañan ese espacio de tiempo acotado. Tiene cohesión temática, sucesión de tiempos y voz transparente y sonora. 

Su espacio, esta “panorámica” de España, está visto, sobre todo en su primera parte, desde un pueblo del corazón geográfico del país, el que vio nacer y crecer a esta autora. Su forma se presenta con tres partes distribuidas a modo de concierto convencional, LENTO, ALLEGRO Y GRAVE, precedidas de un prólogo o Preludio y sucedidas de un Epílogo. El tempo es sucesivo, traza una trayectoria a modo de argumento narrativo (característica que es común a mis cuatro últimos libros de poesía) y da representativas, dolorosas pinceladas por las realidades, las diferencias o los cambios sociales, musicales, políticos de este país en este periodo de tiempo, introducidos y desarrollados cada uno en cada uno de los apartados. El ritmo (como en general en la poesía que escribo) es musical, versos medidos para envolver una pequeña obra de este género que se abre a todas las evocaciones, a todas las emociones, a lectores de cualquier lugar recreando, expansiva, mundos en los que todos nos reconocemos. La voz es preferentemente impersonal o de tercera persona, narrativa-descriptiva-abstractiva, aunque a veces se perciben reflejos de quien lo escribe, o hay poemas que son absolutamente íntimos o personales (Yo bailaba de niña en torno del templete…); como ya, en su totalidad, lo es el Epílogo, compuesto por tres poemas. Los términos musicales que salpican las composiciones o que les dan título a muchas de ellas, además de ser cohesionadores del tema actúan como motivos líricos.
Quiero reseñar aquí, antes de nada, la significativa apreciación que el gran poeta Federico Gallego Ripoll ha hecho del libro en el extenso y completo comentario que, con su lupa brillante y generosa, ha elaborado ya de él, y que se puede ver en mi blog: “Isabel, El dolor de la música es la banda sonora de tu vida, de nuestra vida”. Está publicado como mañana mismo lo estarán los igualmente excelentes comentarios que esta noche han hecho aquí mis dos acompañantes, Cosme y Resti.


DESARROLLO

COMPOSICIÓN Y LECTURAS

El dolor de la música es un libro que surgió casi por azar, bajo el reposo en mi calma de la poesía que te coge en descuido o quizás escribiendo y bajo la frescura de la memoria. En buena parte es autobiográfico y al mismo tiempo colectivo. Aunque los diez primeros, los años 40, no los viví pero sí me los contaron, se conduce por la historia de España desde el comienzo de la posguerra y, a modo de alegoría, toma como hilo conductor protagonista la música y los sonidos que vienen envolviendo este periodo de tiempo, el aire político-social-humano que latía y late en su ambiente, la música como el carácter de todas las pasiones de España.

Baja, El dolor de la música, mejor dicho, en término unamuniano, a la intrahistoria desde mi percepción y experiencias de niña, a la mina de un tiempo que vivía bajo los efectos de un cataclismo y, muy despacio, conteniendo perversamente quienes manejan los hilos un estado de posguerra, iba levantando de su dolor y su miedo, de su penuria y aislamiento (Se pasan al menos veinte años después de toda crisis que un mundo ha destruido), a lo que sin duda ayudaba con su ánimo, su belleza, su alegría y su moral democrática la música; quienes la componían y la interpretaban.

(…Farolillos, un pirulí de dulce… Los padres conversaban sentados en poyatas correctos de opiniones, en baúles sumisos las censuras; felices, sin embargo, tras intensos trabajos semanales que abismos levantaban en lentitud de alas de las nubes y el fuego por las eras del verano. Estábamos los niños sin dolor… Amplias piezas vibrantes españolas que sonara otro aliento tras langostas y chimeneas mochas (…) Granados, Albéniz, Turina, Falla… Danzas, pasodobles, fandangos).

Bien explicado, no todos los sonidos que describo tenían fondo feliz: los pitidos sarcásticos de los carnavales, el ¡clic! de la moneda en la piedra de toque, el “Cara al sol…”. La música se dolía o era dolorosa.

Se puso el pensamiento a trabajar bajo mis dedos de manera casi inconsciente para despertar paradójicamente la conciencia; para dejar registrado, al menos, lo embebido. Y ahí, en este poemario, se fueron grabando pedazos emocionados y precisos del principio forjador de mi identidad, de la identidad de todos (Caballero Bonald dice que “los libros son un espejo múltiple donde nos vemos”). Se detuvo una mirada lírica, rebuscadora del sentido exactos de las cosas, de su nobleza o su infamia, su dolor o su protección en los recuerdos, en la verdad de lo que ocurría (Machado decía que había que tener “conciencia vigilante”). Y observaba la ternura y la resistencia de lo que se fue capaz, en unos largos veinte años desde su final, para soportar los efectos de la tragedia que dejó en el tejido de España la Guerra. 

(Cantaban las mujeres al tiempo que, asperón y estropajo, fregaban los cacharros. Eran canciones alegres y amorosas. Una jota: “Te quiero como si fueras nacido de las entrañas”. El amor, el amor que todo lo sostiene y lo sustenta. Habían comido ese día y todo, la tristeza del hambre por las calles del infausto 40, estaba más alegre. Aunque tuvieran bichos las lentejas. Y quedaban engarzadas sus voces melodiosas, la voz devocional de las madres y abuelas, en trémolo vibrato, en la ternura lenta de la tarde y en las gasas resistentes del tiempo).

Y fue siendo su escritura un estremecimiento. Y sentí –yo también- la fragilidad y la pureza que siempre nos queda. Y me diluí –o me condensé- en aquella época. Un total de quince poemas componen la Primera Parte, LENTO; la que ocupa la mitad del libro.

En la Segunda Parte, ALLEGRO, pasé por el resurgir de las ilusiones (que coincidió con mi llegada a la adolescencia y juventud en paralelo de sueños, alegría y despreocupaciones), el aire más feliz de la realidad, de una sociedad arrullada por un cierto progreso económico, el llamado “milagro de los 60”, y la aparición relumbrante de músicas innovadoras, melodías mezcladas electrónicamente que empezaban a sonar en gramolas y guateques (Karina, Los Bravos, Adriano Celentano; Los Beathles, Los Relámpagos), en conciertos multitudinarios y Festivales televisados y proporcionaban un espíritu moderno en las nuevas generaciones y, al mismo tiempo, favorecían el olvido en los afectados por el dolor de la memoria.

(Y bailamos después en años inflamados con músicas eclécticas encima del olvido. Con músicas felices gentes nuevas así que si disuelto el ayer de las iras o los aburrimientos. Congregados de ansias de los bálsamos, de las reconstrucciones, hicimos Festivales que fundaran una nación en Paz y libertades (…). San Remo, Benidorm, La OTI, Eurovisión… Las músicas felices del gozo de los hombres).

Más (todavía, aunque hubiese un estado de mejoras sociales) no era todo bálsamos y dichas, había rebeldías… Como las musicales, se habían producido transformaciones mentales y sociales y la lucha por un estado libre y democrático real palpitaba en las calles.

(Había voces nuevas que gritaban los cambios del gris a los colores, de aguas estancadas a ríos transparentes).

Y costó mucho, efectivamente, abandonar la “costumbre” de la Dictadura y alumbrar la España abierta, “musicalmente” noble y ética que se soñaba. En este apartado suenan aquellas denuncias populares y la explosión feliz que, posteriormente, anunció, por fin, en altavoces sin ira libertades (Libertad, libertad…).

(Unas músicas nuevas derramando torrentes de luz y de hermandades)

Laten aquí, pues, en este segundo apartado entre las 60 páginas del libro, la esperanza y la lucha por una vida mejor que la que habíamos vivido hasta entonces y, también, el noble fomento del bienestar general desde las estancias frescas y puras, entonces, hace otros cuarenta años ahora como la extensión que cubrió la Dictadura, de los nuevos gobernantes, los primeros de la Democracia. Entre tanto, recreándose el tema en las bondades (porque siempre busco el fondo noble de las cosas que pueda enaltecer la Poesía y si es posible mis capacidades humanas), se gozan los versos de esta segunda parte en la formación académica de tantos y tantos jóvenes, como hoy es ejemplo Nacho, que propició el desarrollo que se iniciaba de España. La eclosión, alimentada con gravedad y decoro por la justicia y las igualdades, de una nueva generación inmaculada, nuestros hijos, a los que se les brindaba, aparte de otras ciencias clásicas o nuevas, la oportunidad del virtuosismo, la educación moral y lubricante de la música y la obtención con estudios reglados, protegidos, universitarios o académicos de títulos a toda su excelencia, a toda su excelencia y el disfrute de los españoles en general de la expresión más liberada y hermosa de la música.

(La música de un mundo para la sinfonía más vibrante y mejor interpretada de todos)

Por fin, en la Tercera Parte, GRAVE, registré aspectos significativos de la actualidad de crisis a los respetos alcanzados. Este apartado expresa en metáfora, a veces eufemística o a veces directa -con el punzón pequeño que se pueda ver candoroso o respetable, según cómo y quién lo mire-, los desafinamientos y la rudeza tantas veces del “auditorio” que, salvando honrosas excepciones, nos conduce; este paroxismo de tantos valores que, si no somos ciegos o sordos, nos conmueve o nos preocupa. 

(Y ahora de unos tiempos inflamados de todos los sobrantes de las curas y reconstituciones, dan rubor ansiosas discordancias, unas letras de turbias envolvencias, batutas sin el vuelo de los sueños).

Desde el Preludio, en fin, en el núcleo del libro late un criterio natural evaluador de este amplio periodo histórico dividido, a grandes rasgos, en otros tres ciclos o etapas bien diferenciadas, posguerra o dictadura, transición democrática y actualidad de crisis que tambalea entre sí y no, llevándose, la composición, la poesía, de la armonía o la disonancia de la música, la que nos caracteriza y mece a los naturales de esta tierra que amamos, pese a todo o por tanto bueno, porque somos sustancia de su ser.

(RESTI) Ah, pero la música, la música más grande y verdadera sin ninguna metáfora que diga en eufemismo, el arte humano y cierto de la música… La música en los ojos y la boca y en todos los lugares que bendice. Destellos de cadencias acunados por las almas con ética de las reconstrucciones, de fuerzas que protegen y que curan y ennoblecen el vertical sagrado de los hombres, su dignidad por sí misma afrentada en tantos retrocesos. El arco encadenado y majestuoso de los dedos en un arpa serena. 

(YO) La paz de su costado, un nocturno como Claro de luna, un piano bellísimo en gotear de aguas y poemas, despacio, un nocturno de olas en remanso de frágiles 8preludios. (…) Un tremolar de notas lacrimosas de tanto, tanto duolo y tanto amore. El dulce diapasón de su costado, la belleza y la paz del costado benigno de la música) 

Finalmente, el Epílogo es absolutamente íntimo. En ese remate que redondea una obra, este poemario, yo misma me derramo como en un abandono. Me lleno ya en el gozo y solo en él de la existencia y sus sonidos naturales, en mi propio latido y en las composiciones de grandes maestros que he escuchado con más o menos atención, o dejándome llevar, a lo largo de los años.

(COSME) (Paseo en soledad. Son los valses del alma los que suenan, la armonía del cosmos. Abrazo las distancias que allá desde las albas o crepúsculos entera me protegen o me vencen… En un árbol fecundo copa al cielo se yerguen los compases de Bach…).

Me abandono en la armonía vital (Luís Vives) que a los seres humanos nos completa después de haber pasado por todos los compases de la vida. E imagino “Imagine” de John Lennon tumbada cara al cielo.

En este libro de poesía, la poesía que es experiencia y verdad, he hecho confesión nerudiana de haber vivido (y de haber escuchado). El dolor de la música. Concierto de un memorial de vida.

(Mi conocimiento del arte científico de la música, lo digo ahora al final para que me perdonéis, es atrevido y profano)

(Pero) Aquí tenemos un gran maestro de su armonía. En este Auditorio noble del Museo de la Merced de Ciudad Real, este espacio que se ofrece bondadoso e inteligente, con moral protectora de los ciudadanos de este país, vamos a escuchar, para finalizar, el magnífico pulso de Ignacio Morales Contreras llevando las cuerdas de su cello para hacer sonar, como Final, compases del gran compositor barroco alemán.

Una frase: “Almas bellas y amigas de la virtud poseerán el mundo”. Lo decía Petrarca.

Muchas gracias. 


Isabel Villalta
14 de diciembre de 2017

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