Sobre el topónimo Membrilla y la mítica Marmaria II



ACERCA DE MARMARIA

Aunque, a pesar de los diversos estudios históricos y teorías derivadas que puedan orientar a su emplazamiento, incluso llevar a la convicción de su existencia real o localizada en la antigua motilla del Cerro del Espino en Membrilla; a pesar de no haberse realizado en éste prospecciones arqueológicas de profundidad científica que verifiquen la presencia de su enclave, para lo que también sería necesario hallar pruebas epigráficas (bronces, estatuillas, monedas, exvotos…), está bien que se quiera mantener, como un origen mítico, el nombre de Marmaria para la antigua población de Membrilla según las orientaciones literarias. La “certeza” de su existencia la anota el sacerdote e historiador de Torralba de Calatrava, citado en la Introducción de este trabajo, Inocente Hervás y Buendía (1842-1914) en su Diccionario (…) de la provincia de Ciudad Real al informar sobre nuestra localidad (página 403 en la edición facsímil de la BAM 2003).

El religioso sostiene su teoría (más bien su referencia, pues no desarrolla un estudio histórico y comparativo profundo para exponerla) de forma afirmativa (“Es la antigua Marmaria”). Lo hace así de convencido, pero a la vez esparciendo sombra sobre el dato, no solo por no reconocer otra fuente que la imprecisa del Anónimo de Rávena (“que solo menciona el Ravenate”), sino por no aportar más información sobre esta fuente. Vamos a verla:
El Ravenate o Anónimo de Rávena (Ravennatis Anonymi Cosmographia) es un texto del siglo VII de un geógrafo anónimo concebido como una cosmografía del mundo conocido hasta aquel entonces. Señala itinerarios de la época romana y compila una lista de más de 5.000 nombres de lugar. Para ello maneja documentación de los siglos anteriores (Polibio, Estrabón, Itinerario Antonino…). Contiene corrupciones y variantes de los diversos copistas medievales. Enumera algunas ciudades por provincias pero, en general, lo hace sin medición de distancias, de un modo desordenado e irregular, lo que imposibilita su localización exacta (los subrayados quieren remarcar aspectos importantes de sus características).

Pues bien, mucho antes que Hervás, y a pesar de contener el documento estos significativos defectos de fiabilidad, el papa Honorio III en el siglo XIII (seis siglos después de su aparición, manuscrita en latín) se guía también por su información (o copias sucesivas) en la sexta Bula confirmatoria sobre la partición de tierras entre las órdenes de Santiago y Calatrava, que expidió en 1217, añadiéndole otra variante que subrayo: “Alfambra con sus pertenencias, Marmelaria con sus pertenencias”. De esta forma apunta también la existencia de la antigua Membrilla con el nombre, tras Marmaria (“…entre Laminio y Salaria”, dice Hervás), ahora de Marmelaria.

Del emplazamiento exacto de la antigua Laminio existen hoy diversas hipótesis, situándola los autores en diferentes lugares (Ossa de Montiel, Alhambra, Daimiel, Villarrobledo, Munera o El Bonillo), siendo Alhambra la teoría más generalizada, de la que destaco a autores: desde la obra de Alföldy, Domingo Puerta, Benítez de Lugo o Gómez Torrijos. Por su parte Salaria está como bien localizada por los estudiosos, ubicándola en la actual Sabiote, localidad de la provincia de Jaén a unos siete kilómetros de Úbeda (en la Wikipedia se puede leer: “En época romana perteneció a Julia Salaria, capital de la Colonia Salaria”).

Si la imprecisa localización de Marmaria (incluida con el topónimo) estaba situada “entre Laminio y Salaria” y la hipótesis más defendida emplaza a la primera en Alhambra, difícilmente se puede afirmar que Marmaria estuviera entre Laminio y Salaria, ya que ambos enclaves quedan al sur de nuestra posible villa o mansión de Marmaria. La falta de exactitud de medidas y localizaciones nominales del Ravenate, como la señalada, arroja toda esta niebla sobre nuestra supuesta antigua Marmaria, origen de Membrilla, a lo largo de las sucesivas investigaciones literarias históricas.

Veamos más incertidumbres. Dice el sacerdote torralbeño sobre Marmaria, de forma subjetiva y ampliando las dudas, que “pudo ser colonia griega” (el subrayado es mío) y, para otorgarle credibilidad a la información desorientada original y corrompida a través de los siglos y las copias del Ravenate, y a lo señalado por Honorio III, nuestro historiador decimonónico finaliza la información sobre Membrilla diciendo, sin más, que “Varió su antiguo nombre de Marmaria en Marmelaria para concluir en Membrilla”.

Hervás, al mismo tiempo que afirma la existencia de este antiguo poblado y su topónimo siguiendo a la vez la información vaga del Anónimo y la Bula pontificia de 1217, dándolo también por cierto sin que ni el pontífice en el siglo XIII ni él mismo en el XIX (la primera edición del Diccionario… se publicó en 1890) hayan tenido la oportunidad de contrastar sus opiniones (y sin embargo se publicaron varias geografías e itinerarios a lo largo de los siglos siguientes, en especial a partir del XVI), cita, por ejemplo, el documento público firmado en la Membriella en 1239 (solo veintidós años después de la emisión de la Bula nombrando Marmelaria (<MARMARIA) como actual población, insisto, de imprecisa localización en nuestra geografía del Campo de Montiel) “por don Martín Ruíz, Maestre de la Orden de Calatrava y don Rodrigo Heníquiz maestre de la Orden de Santiago para establecer las lindes y mojones de dichas órdenes”: “Facta carta en la Membriella, Domingo 4 dias andados del mes de setiembre. Era 1277 - Año 1239”, así como la sentencia del rey Fernando III el Santo de 1243 sobre nueva partición de estas tierras donde, una vez más, se nombra nuestra población como la Membriella. Esta incoherencia documental vuelve a arrojar más dudas sobre ese hipotético emplazamiento llamado Marmaria.

Recurre el historiador manchego, acertadamente ahora pero proporcionado de nuevo desconcierto informativo por aportar datos desconectados entre sí, también a la obra de José Godoy Alcántara (Archidona 1825-Madrid 1875) Ensayo etimológico-filológico sobre los apellidos castellanos (Madrid 1871), donde en su página 83 este estudioso dice, aunque en un pie de página de forma sucinta, sin desarrollo científico evolutivo que razone estas afirmaciones y, por supuesto, refiriéndose a apellidos con esta raíz etimológica: “Mammula, mambula, mambla, mamblilla, mambrilla y aun Membrilla (en la Mancha)”.

Sin tener en cuenta la autenticidad de lo expuesto en aquellos documentos ut supra firmados en la Membriella o en los que se nombra nuestra localidad de esa forma, y por tanto fuentes informativas absolutamente ciertas, expedidos desde apenas una veintena de años posteriores a la contemporaneidad del reconocimiento del lugar físico y toponímico Marmelaria por el pontífice desde Roma (bastante lejos de esta realidad geográfica, seguramente solo consultando un Ravenate impreciso, copiado y desvirtuado), el canónigo de Torralba, enlazando a la ligera esos datos de la Bula papal y los de este último investigador concluye su información sobre Membrilla diciendo, como ya he señalado: “De Marmaria pasó a Marmelaria para concluir en Membrilla” (subrayo ahora ese verbo que Hervás, sin conocimiento, además, en materia filológica, dejó caer como concepto de ascendencia de la etimología de nuestro topónimo).

Bien que el Diccionario de la provincia de Ciudad Real de Hervás haya sido una obra que desde su aparición a finales del siglo XIX, con varias ediciones posteriores, ha motivado, como he señalado en la Introducción, numerosos estudios históricos en nuestra provincia, y desde su amplitud haya servido de orientación para abrir conocimientos sobre historia de nuestros municipios, los numerosos errores contenidos en él, reconocidos y denunciados públicamente por estudiosos contemporáneos o posteriores (consúltese Internet), restan la garantía suficiente a muchos de sus datos para seguir teniéndolos absolutamente por ciertos. El historiador los cometió sin duda sin mala fe, aunque sí abusando de la “autoridad” de su cargo y encargo y descuidándola, y ahí están, en nuestro caso al informar sobre Membrilla, alimentando el mito Marmaria, Marmelaria hasta la actualidad. Topónimo que, repito, se puede “respetar” por su posibilidad de ser o existir, pero de forma secundaria.

Ilustración de Pier María Baldí

Relaccionados:

No hay comentarios :

Publicar un comentario

Instagram