MAMMULLA COMO ORIGEN TOPONÍMICO
Por su parte –y a esa prioridad llego-, los estudios lingüísticos han experimentado avances sobresalientes y de una gran amplitud y disciplinas en los últimos cien años, y naturalmente se encuentran reglados académicamente en las facultades de Filología de las Universidades, desde cuyo conocimiento se pueden extender y mejorar esas afirmaciones, como la aportada de insuficiente profundidad y rigor analítico de Godoy Alcántara, siguiendo el desarrollo de los fenómenos y explicándolos; pero, sobre todo, arrojan la luz suficiente para rebatir las que como en el caso del Diccionario (…) de la provincia de Ciudad Real de Hervás y Buendía contienen descuidos y desaciertos amplios y elocuentes, por su aportación con frecuencia subjetiva.
Por tanto, con mi modestia y reservas, como también he anotado en la Introducción, ante estudios históricos de mayor introspección posteriores o que yo desconozca, pero –y sin ninguna intención de protagonismo- como estudiosa y aportadora desde el trabajo reglado y la formación académica del origen y evolución del nombre de nuestro pueblo, Membrilla, en el libro señalado, y a favor de todo el respeto de colectivo institucional de municipio que se ha de procurar, en este caso en materia lingüística gracias a la seguridad de los vecinos de la población y de sus gobernantes sobre el origen real del nombre de su localidad, creo que se debe tener ya plena convicción sobre la etimología segura de su nombre. Al margen, insisto, de que se quiera conservar el proyectado, ficticio o posible de Marmaria por opinar que fue un lugar que, por aproximación en las referencias literarias –y sin considerar errores de medición y de copistas-, pudo situarse en la antigüedad en suelo de Membrilla.
Este estudio no solo está avalado por la preparación universitaria y titulación que humildemente menciono y la exhaustiva investigación que llevé a cabo para su desarrollo y finalización, sino por el prologuista de la obra, Pedro Sánchez-Prieto Borja, paisano también, Catedrático de Historia de la Lengua y profesor en la Universidad de Alcalá de Henares, y, más recientemente, por el también Filólogo Álvar Sánchez López, autor del Diccionario de toponimia de los pueblos de Ciudad Real 5.
El primero, Pedro Sánchez-Prieto Borja, fue en su día, a mi petición cuando lo tuve finalizado, el encargado de revisar mi estudio, aportarle las sugerencias y correcciones pertinentes y apoyarlo, como un honor para mí, con su prólogo.
Y el segundo, Álvar Sánchez López, de quien no tenía noticia hasta llegarme de la BAM (Biblioteca de Autores Manchegos) su publicación, con toda la libertad de un investigador en la materia –y con prólogo de ratificación analítica de un profesor universitario de Lingüística medieval- se ha servido, como fuente de credibilidad primera, de mi estudio, distribuido por librerías y bibliotecas, al explicar en su Diccionario el topónimo Membrilla (pág. 140). Lo ha hecho, no solo de nuevo, por su parte, distinguiendo mi estudio, sino dándole primacía a mi teoría etimológica frente a la indeterminada de Marmaria para Membrilla que, como señala Hervás, insisto, solo aparece en el Ravenate y que recoge como Marmelaria, y permanente en su tiempo (como desconociendo desde Roma la realidad de la Membriella), el pontífice Honorio III, esto es, prácticamente a la vez que el de la Membriella registrado en los documentos también mencionados.
Espero que, ante la duda mantenida o el desconocimiento acerca del tema, el presente texto despliegue la curiosidad por la consulta de este trabajo etimológico y que ello lleve a asimilar sus razonamientos, expresados desde los conocimientos más actuales en materia filológica y etimológica sobre el nombre de nuestra localidad y abalados por los expertos mencionados.
Dirijo así a su lectura, no solo a quienes tengan curiosidad del saber y seguridad en esta cuestión de orígenes históricos en nuestra localidad y de su propia identidad colectiva sino, especialmente, a quienes gobiernan el municipio o se preparan para hacerlo, porque ellos deben ser los primeros en estar en posesión de estas certezas, habiendo leído el trabajo (que está expuesto en las vitrinas del Ayuntamiento de Membrilla y donado a la Biblioteca Municipal) y discerniendo sobre su contenido, para aprendizaje propio e información fehaciente donde y a quien proceda desde sus cargos o trabajos específicos, o bien bajo la asesoría o la creencia en los expertos.
Igualmente aconsejo, desde aquí, la consulta del Diccionario de toponimia… de Álvar Sánchez a todos aquellos que están al frente de cada uno de los municipios de nuestra provincia, así como a cualquier persona gustosa por la lectura e interesada en la historia de su particular localidad ciudadrealeña.
Por último decir que la garantía o acreditación de mi estudio y su manejo para otras investigaciones como fuente debidamente elaborada está, por supuesto y consiguiente, no en el nombre de su autora y posteriores seguidores, a quienes, sin embargo, como la legalidad en los derechos de autor exige, se nos ha de citar cada vez que se haga referencia a los resultados, sino en el aludido avance de los estudios filológicos desde esas publicaciones del siglo XIX y en el rigor académico, contrastado y revisado entre varios expertos, de los análisis personales empleados.
Siguiendo una ruta de estudio y tras estas aclaraciones, vuelvo a remitir, en el siguiente orden, primero, al esbozo etimológico realizado por Godoy Alcántara en la página 82 de su Ensayo histórico etimológico filológico sobre apellidos castellanos, citado por Hervás en la correspondiente 103, apartado sobre Membrilla de su Diccionario…, segundo, a la obra académica de mi autoría que nombro y, tercero y para finalizar, a la de Álvar Sánchez López, también Licenciado en Filología Hispánica, donde se menciona mi obra como fuente lingüísticamente argumentada Diccionario de toponimia de los pueblos de Ciudad Real.
Una vez realizada esta necesaria obligación cultural al menos de cualquier poder local, se podrá comprobar que, en la actualidad, no puede seguir manteniéndose la ambivalencia dudosa de si el origen del topónimo Membrilla es “Marmaria” o tal vez “deriva de mambla”, como también se declara.
Con mi humildad necesaria, también, al haber hecho esta oferta y en la defensa del prestigio de mi lugar de nacimiento, que espero por ello más que nada este texto aclaratoria sea tenido en cuenta, como conclusión me permito realizar una información resumida sobre la etimología del topónimo Membrilla, que podría ser utiliza en un panel, como el que ya existe con esas dudas registradas y dando preferencia a la, como vemos, imprecisa teoría Marmaria de Hervás en el molino de Rezuelo:
EL TOPÓNIMO MEMBRILLA
Científicamente, según las leyes fonéticas de evolución del latín al castellano:
El topónimo Membrilla procede de la palabra latina mamma (´pecho`), a la que se le añadió el sufijo diminutivo –ulla, (>mammulla), habitual en latín para formar los topónimos. El nombre en origen se le daba al cerro que hoy conocemos como Cerro del Espino, alrededor del cual fue creciendo la población, viniendo a significar, en una metáfora antropomórfica, ´pequeña elevación del terreno a semejanza de un pecho de mujer`.
Evolucionó al castellano de la siguiente manera:
mammulla>mambla>mamblella>mambliella>membriella>membrilla (en el tercer resultado, con el sufijo mozárabe –ella (-ellum (>-ello), -ella, -el), de gran rendimiento y permanencia en la toponimia romance y especialmente en la castellana: en nuestra provincia, entre otros, tras simplificarse la consonante geminada (-ll->-l-), Pozuelo, Valenzuela y Montiel, lo que demuestra una evolución mayor que en esos nombres de lugar. En el cuarto y penúltimo, con el sufijo diminutivo –iella de evolución hacia el definitivo –illa del castellano, en el último).
A partir de la solución mamblella se produce la influencia del fruto del membrillo, que por analogía fonética dará el cambio a membriella>membrilla.
El desarrollo de documentos, mapas, enciclopedias y de la escritura en general terminó de consolidar nuestro nombre de lugar. MEMBRILLA.
Por su parte –y a esa prioridad llego-, los estudios lingüísticos han experimentado avances sobresalientes y de una gran amplitud y disciplinas en los últimos cien años, y naturalmente se encuentran reglados académicamente en las facultades de Filología de las Universidades, desde cuyo conocimiento se pueden extender y mejorar esas afirmaciones, como la aportada de insuficiente profundidad y rigor analítico de Godoy Alcántara, siguiendo el desarrollo de los fenómenos y explicándolos; pero, sobre todo, arrojan la luz suficiente para rebatir las que como en el caso del Diccionario (…) de la provincia de Ciudad Real de Hervás y Buendía contienen descuidos y desaciertos amplios y elocuentes, por su aportación con frecuencia subjetiva.
Por tanto, con mi modestia y reservas, como también he anotado en la Introducción, ante estudios históricos de mayor introspección posteriores o que yo desconozca, pero –y sin ninguna intención de protagonismo- como estudiosa y aportadora desde el trabajo reglado y la formación académica del origen y evolución del nombre de nuestro pueblo, Membrilla, en el libro señalado, y a favor de todo el respeto de colectivo institucional de municipio que se ha de procurar, en este caso en materia lingüística gracias a la seguridad de los vecinos de la población y de sus gobernantes sobre el origen real del nombre de su localidad, creo que se debe tener ya plena convicción sobre la etimología segura de su nombre. Al margen, insisto, de que se quiera conservar el proyectado, ficticio o posible de Marmaria por opinar que fue un lugar que, por aproximación en las referencias literarias –y sin considerar errores de medición y de copistas-, pudo situarse en la antigüedad en suelo de Membrilla.
Este estudio no solo está avalado por la preparación universitaria y titulación que humildemente menciono y la exhaustiva investigación que llevé a cabo para su desarrollo y finalización, sino por el prologuista de la obra, Pedro Sánchez-Prieto Borja, paisano también, Catedrático de Historia de la Lengua y profesor en la Universidad de Alcalá de Henares, y, más recientemente, por el también Filólogo Álvar Sánchez López, autor del Diccionario de toponimia de los pueblos de Ciudad Real 5.
El primero, Pedro Sánchez-Prieto Borja, fue en su día, a mi petición cuando lo tuve finalizado, el encargado de revisar mi estudio, aportarle las sugerencias y correcciones pertinentes y apoyarlo, como un honor para mí, con su prólogo.
Y el segundo, Álvar Sánchez López, de quien no tenía noticia hasta llegarme de la BAM (Biblioteca de Autores Manchegos) su publicación, con toda la libertad de un investigador en la materia –y con prólogo de ratificación analítica de un profesor universitario de Lingüística medieval- se ha servido, como fuente de credibilidad primera, de mi estudio, distribuido por librerías y bibliotecas, al explicar en su Diccionario el topónimo Membrilla (pág. 140). Lo ha hecho, no solo de nuevo, por su parte, distinguiendo mi estudio, sino dándole primacía a mi teoría etimológica frente a la indeterminada de Marmaria para Membrilla que, como señala Hervás, insisto, solo aparece en el Ravenate y que recoge como Marmelaria, y permanente en su tiempo (como desconociendo desde Roma la realidad de la Membriella), el pontífice Honorio III, esto es, prácticamente a la vez que el de la Membriella registrado en los documentos también mencionados.
Espero que, ante la duda mantenida o el desconocimiento acerca del tema, el presente texto despliegue la curiosidad por la consulta de este trabajo etimológico y que ello lleve a asimilar sus razonamientos, expresados desde los conocimientos más actuales en materia filológica y etimológica sobre el nombre de nuestra localidad y abalados por los expertos mencionados.
Dirijo así a su lectura, no solo a quienes tengan curiosidad del saber y seguridad en esta cuestión de orígenes históricos en nuestra localidad y de su propia identidad colectiva sino, especialmente, a quienes gobiernan el municipio o se preparan para hacerlo, porque ellos deben ser los primeros en estar en posesión de estas certezas, habiendo leído el trabajo (que está expuesto en las vitrinas del Ayuntamiento de Membrilla y donado a la Biblioteca Municipal) y discerniendo sobre su contenido, para aprendizaje propio e información fehaciente donde y a quien proceda desde sus cargos o trabajos específicos, o bien bajo la asesoría o la creencia en los expertos.
Igualmente aconsejo, desde aquí, la consulta del Diccionario de toponimia… de Álvar Sánchez a todos aquellos que están al frente de cada uno de los municipios de nuestra provincia, así como a cualquier persona gustosa por la lectura e interesada en la historia de su particular localidad ciudadrealeña.
Por último decir que la garantía o acreditación de mi estudio y su manejo para otras investigaciones como fuente debidamente elaborada está, por supuesto y consiguiente, no en el nombre de su autora y posteriores seguidores, a quienes, sin embargo, como la legalidad en los derechos de autor exige, se nos ha de citar cada vez que se haga referencia a los resultados, sino en el aludido avance de los estudios filológicos desde esas publicaciones del siglo XIX y en el rigor académico, contrastado y revisado entre varios expertos, de los análisis personales empleados.
Siguiendo una ruta de estudio y tras estas aclaraciones, vuelvo a remitir, en el siguiente orden, primero, al esbozo etimológico realizado por Godoy Alcántara en la página 82 de su Ensayo histórico etimológico filológico sobre apellidos castellanos, citado por Hervás en la correspondiente 103, apartado sobre Membrilla de su Diccionario…, segundo, a la obra académica de mi autoría que nombro y, tercero y para finalizar, a la de Álvar Sánchez López, también Licenciado en Filología Hispánica, donde se menciona mi obra como fuente lingüísticamente argumentada Diccionario de toponimia de los pueblos de Ciudad Real.
Una vez realizada esta necesaria obligación cultural al menos de cualquier poder local, se podrá comprobar que, en la actualidad, no puede seguir manteniéndose la ambivalencia dudosa de si el origen del topónimo Membrilla es “Marmaria” o tal vez “deriva de mambla”, como también se declara.
Con mi humildad necesaria, también, al haber hecho esta oferta y en la defensa del prestigio de mi lugar de nacimiento, que espero por ello más que nada este texto aclaratoria sea tenido en cuenta, como conclusión me permito realizar una información resumida sobre la etimología del topónimo Membrilla, que podría ser utiliza en un panel, como el que ya existe con esas dudas registradas y dando preferencia a la, como vemos, imprecisa teoría Marmaria de Hervás en el molino de Rezuelo:
EL TOPÓNIMO MEMBRILLA
Científicamente, según las leyes fonéticas de evolución del latín al castellano:
El topónimo Membrilla procede de la palabra latina mamma (´pecho`), a la que se le añadió el sufijo diminutivo –ulla, (>mammulla), habitual en latín para formar los topónimos. El nombre en origen se le daba al cerro que hoy conocemos como Cerro del Espino, alrededor del cual fue creciendo la población, viniendo a significar, en una metáfora antropomórfica, ´pequeña elevación del terreno a semejanza de un pecho de mujer`.
Evolucionó al castellano de la siguiente manera:
mammulla>mambla>mamblella>mambliella>membriella>membrilla (en el tercer resultado, con el sufijo mozárabe –ella (-ellum (>-ello), -ella, -el), de gran rendimiento y permanencia en la toponimia romance y especialmente en la castellana: en nuestra provincia, entre otros, tras simplificarse la consonante geminada (-ll->-l-), Pozuelo, Valenzuela y Montiel, lo que demuestra una evolución mayor que en esos nombres de lugar. En el cuarto y penúltimo, con el sufijo diminutivo –iella de evolución hacia el definitivo –illa del castellano, en el último).
A partir de la solución mamblella se produce la influencia del fruto del membrillo, que por analogía fonética dará el cambio a membriella>membrilla.
El desarrollo de documentos, mapas, enciclopedias y de la escritura en general terminó de consolidar nuestro nombre de lugar. MEMBRILLA.
Ilustración de Pier María Baldí
5 SÁNCHEZ LÓPEZ, Álvar. Diccionario de toponimia de los pueblos de Ciudad Real. Biblioteca de Autores Manchegos, 2012.
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